Este martes 18 de febrero, la vereda del restaurante Auténtico se transformó en un escenario improvisado pero vibrante para la primera edición de «Escritorito», un ciclo de música en vivo que busca replicar el espíritu de los famosos conciertos Tiny Desk, pero con un giro bien cuyano. La banda mendocina Melezca fue la encargada de inaugurar este evento que mezcló música, gastronomía y buen vino, en una experiencia pensada para locales y turistas.
El nombre «Escritorito» surge como una chanza inspirada en los Tiny Desk, aquellos icónicos conciertos realizados en pequeños espacios rodeados de libros. En este caso, la propuesta adapta la idea al entorno mendocino, llevando la música a la calle y acompañándola con los sabores típicos de la región.
Una experiencia sensorial completa
La noche fue un festín para los sentidos: además del show en vivo, la gastronomía estuvo a cargo del reconocido chef «el Negrito Pérez», quien diseñó un menú con empanadas y opciones gourmet elaboradas con productos locales como trucha, pejerrey, sandía y conejo. Para acompañar, los asistentes pudieron degustar vinos de bodega sponsor, además de vermú de la casa, cerveza y fernet.
Un evento abierto y participativo
Más allá de los invitados que se acercaron específicamente al evento, «Escritorito» también invitó a los transeúntes a sumarse espontáneamente, generando un clima de celebración y pertenencia. «Queremos que los mendocinos y turistas que pasen se sumen, y disfruten de nuestra gastronomía y un show de música que hace referencia a nuestro origen cuyano», comentó Luan Fernández, uno de los creadores del ciclo.
Con la intención de seguir difundiendo la cultura mendocina, «Escritorito» se repetirá una vez por mes con nuevas bandas y chefs invitados. Además, la convocatoria sigue abierta para músicos interesados en participar.
Para quienes quieran asistir, el evento es gratuito y sólo se paga lo que se consume. Los interesados pueden obtener más información o reservar su lugar a través de WhatsApp al +54 9 2613 41-7507. «Escritorito» promete convertirse en un imperdible de la escena cultural mendocina, celebrando la música, la comida y el placer de compartir.